martes, 16 de septiembre de 2014

Con la cabeza fría

No tiene mucho que decía que las experiencias desafortunadas específicamente en el amor, van dejando una huella tan profunda que es imposible no tomar tus precauciones para que no te pase "eso" otra vez.

Solemos jurar que la próxima vez seremos más precavidas, más frías, que ya no vamos a dar el cien por ciento, que todo lo daremos en poco y en su justa medida, solo dando lo que recibamos en calidad y cantidad.

Y mientras terminamos nuestra cantaleta, incluso desde antes, nos comenzamos a tragar nuestras palabras; lo que pasa es que nos resistimos a entender que todo tiene un tiempo, que tarde o temprano las heridas sanan y que en algún momento volveremos a creer y se nos escaparán las gotas de cursilería que tenemos por ahí guardadas.

Pienso que enamorarte de alguien te hace ser la persona ideal hasta para ti misma, te vuelves esclava de los suspiros, de las sonrisas, de las escenas románticas con esa persona aunque solo sea una recreación de tu cabeza; cruelmente es ahí cuando todo tiene sentido.

Dice alguien que conozco que le gusta vivir enamorada porque eso es como alimentar sus días, es vivir con altas dosis de alegría; y en parte tiene razón; pienso que el amor es una magia muy extraña, muy rara y también muy agridulce.

El amor para mí es algo ciertamente prohibido, quizá por eso, el par de veces que me he enamorado perdidamente y que lo he sentido en la piel han sido de personas que son inalcanzables; en el fondo sé que son imposibles y por ello me resulta cómodo idealizar todo el tiempo.

Ser una mujer que viene prácticamente con instructivo no es algo sencillo; por eso el amor de pareja ha estado siempre en la última posición de mi lista, no lo hago el motor de mi vida, le tengo menos interés del que pareciera, pero.... nadie puede controlar lo que siente ni por quien lo siente.

Es que soy muy tonta, muy cursi, muy idealista o es que en verdad quisiera en algún momento demostrar todo el amor que tengo para dar, toda la comprensión, todo el respaldo, todo mi cuerpo, todo mi ser, todas mis virtudes, todos mis defectos y todos mis desastres...

Dicen que las almas no se buscan, dicen que las almas se encuentran, y quizá sea cierto que los dolores del alma se encuentren porque entre ellos podrán curarse, o que un alma herida se encuentre con una sana para que se ayuden mutuamente y se manifieste el verdadero amor..

¿En verdad nos amamos a nosotros mismos como solemos decirlo?... si nos amamos ¿Por qué buscamos el amor en otro?... ¿Por qué nos inspira, nos motiva, nos mueve la existencia de otro? ¿Que no debería motivarnos tan solo estar vivos? o es que estar vivos significa el deseo de entregarte en cuerpo y alma a otro y eso le da razón a nuestra existencia?

Para almas cursis y soñadoras como yo nunca habrá respuestas... seguiré mis intentos de pensar con la cabeza fría, quizá ese sea el camino para no ahogarme en tristezas y esperanzas tontas.



jueves, 13 de febrero de 2014

¿Dónde estás?

Tal vez un día regreses
tanto te he buscado y no te encuentro
tanto que he cerrado los ojos y no te veo
y realmente no sé si sigas ahí

Quiero encontrarte y en ti refugiarme
pero las palabras no me salen
es como estar encerrada bajo llave
esto es verdaderamente un desastre

Podría sellarte en mil hojas enteras
quiero colocarte en ellas
pero no estás en orden
y no sé cuando lo estarás

Permito al tiempo acomodarte
dejo a la vida acariciarme
y yo sé que aparecerás
algún día ahí estarás

Como todo tiene su ciclo
como todo tiene su principio
como todo tiene su final
no me canso de buscarte

Entre tanta confusión, no te veo, inspiración

sábado, 7 de septiembre de 2013

Mi vida y mi muerte

Por: Triccia López


Uno de los más grandes y complejos misterios que rodea a los seres humanos se escribe y escucha tan simple como lo es la palabra: muerte. La muerte es definida como “el término de la vida a causa de la imposibilidad orgánica de sostener el proceso homeostático. Se trata del final del organismo vivo que se había creado a partir de un nacimiento”.

Desde que nacemos, morimos, esto es simple, porque empieza la cuenta regresiva y en cualquier momento podemos dejar de existir. Hay un miedo nato a la muerte, y es que suele suceder que lo desconocido nos produce miedo, temor; lo cual, surge de no saber qué hay después de la vida, qué ocurre cuando llega la muerte.


La muerte es la única vivencia segura que nos ha de ocurrir. A partir de esto, reflexiono y me pregunto: ¿En verdad solo morimos una vez? Tal vez tú que estás leyendo contestes que sí, es lo lógico ¿no?

Te comparto mi perspectiva y tal vez te sirva para analizar muchas cosas: en primer lugar, ¿Tenemos miedo a morir o a que se mueran nuestros seres queridos? Es ese inmenso temor a la soledad, a desprendernos de las cosas y de las personas lo que hace que tengamos tanto miedo a la muerte.


Cuando alguien fallece es muy frecuente escuchar: “Me va a hacer mucha falta”, “Me hacía tan feliz”, “Era la única persona que me entendía, que me escuchaba y que estaba ahí cuando más lo necesitaba”.

Muy rara vez escuchamos expresiones como “Disfrutaba tanto su vida”, “Era feliz con lo que hacía”, “Se sentía pleno” o quizá: “Se sentía tan solo”.

¿Notamos la diferencia? Lo que más nos preocupa (y aclaro, hay excepciones) es que siempre irá por delante el dolor de la partida de un ser que en cierto modo, cumplía expectativas en nuestras propias vidas.

Después, se tiene miedo a dejar de existir; el solo hecho de imaginar el momento que no nos encontremos en este mundo, a algunos nos causa pavor, nos causa incertidumbre. 

Alguna vez viví con mucha tristeza la partida de importantes personas en mi vida. Y es algo que en efecto te destroza por completo, sobre todo cuando sabías que esos seres aún tenían mucha vida por delante; también alguna vez he tenido miedo a ya no despertar, a no respirar el aire, ni disfrutar mis días con mis amigos, mi familia, simplemente he tenido miedo a dejar de VIVIR.

¿A qué voy con todo esto? Como lo escribí antes, algún día nos tocará ese momento, sin embargo, aun teniendo la vida, hemos muerto una y otra vez... Me explico...

Para mí, formas de morir serían no disfrutar mi existencia. Es cierto, nos pasan infinidad de situaciones y el dolor, frustración, tristeza, desesperación, son tal, que llegamos a cuestionarnos cuál es el sentido de nuestras vidas. La muerte se está manifestando en ese momento, ¿Cómo? Dándonos por vencidos, sufriendo por cosas sin sentido, quitándonos el inmenso valor que tenemos como personas.


La pregunta es: ¿Quiero seguir muriendo en vida?


El filósofo Osho decía que “El hombre que ha comprendido lo que es su vida, permite que la muerte suceda, le da la bienvenida. Muere a cada instante y a cada instante resucita. Su cruz y su resurrección suceden continuamente como un proceso. Muere al pasado a cada momento y nace una y otra vez al futuro”


Algún día llegará el día, ese día, y te has puesto a pensar: ¿Ya hice todas las cosas que alguna vez me propuse?, ¿Qué espero para ser feliz?, ¿Porqué estoy envuelto en mi orgullo y me cuesta decir “te quiero”, “gracias” o “perdón”?, ¿qué he dejado de hacer por mí y por los demás?, ¿disfruto realmente de las cosas y personas o solo me quejo?, ¿estoy cuidando mi entorno, mi cuerpo?


Todo tiene un momento de inicio y final. Constantemente vivimos ese proceso. Yo pienso que hay que valorar nuestra vida, cada quien sabe lo que nos hace felices, ¡hagámoslo! el único requisito es no poner eso en manos de terceros; la felicidad únicamente está en ti, en mí; tampoco es un destino, es un camino y tú decides recorrerlo. No sabemos sí hay otras vidas, hay la certeza de ésta y mientras averiguamos el resto, quitemos los pretextos, quitemos las vendas y ataduras. 


Dejemos de vivir pensando que somos inmortales y que nos sobrará el tiempo para “ponernos las pilas”; es ahora o es ahora, porque mañana, dentro de dos horas o cinco minutos… otra puede ser la historia.

Esto me lleva a pedirte que reflexiones en que ningún elemento que habita esta tierra, te dará lo que tú mismo no te das, es tan simple como que digas amar a alguien cuando no te amas a ti mismo, es una falacia, no se puede. Ni tampoco esperar de otros lo que tú mismo no te das.



Vivimos preocupándonos y no ocupándonos, ¿en qué? En disfrutar la vida y todo lo que ella nos ofrece, porque sí, nos brinda demasiadas cosas, algunas que no son agradables, sin embargo, no hay situaciones buenas ni malas, son experiencias que dejan una lección, un aprendizaje y depende de nosotros ignorarlo o hacer lo que tenemos que hacer.



No podemos decidir cómo será nuestra muerte, pero sí podemos decidir cómo será nuestra vida. Piensa en todas las personas que no son tan afortunadas como tú y como yo.


Los que se han ido, se han ido y punto. Vivieron lo que tenían que vivir, asumieron las recompensas e infortunios de sus decisiones y otros tantos llegaron y con la misma partieron, y especialmente ellos, tuvieron una breve misión, nada ocurre porque sí. Tú y yo estamos aquí, tenemos esa invaluable oportunidad. 


Si te dijeran que tienes 24 horas de vida, ¿Qué harías?, ¿Con quién pasarías tus últimos momentos?, ¿Dónde?,¿Qué crees que te haría falta por hacer?, ¿Estarías en tiempo de hacerlo?... Yo te digo que para que valga la pena mi muerte, quiero que haya valido la pena mi vida, ¿cómo quieres vivir la tuya?


Con morir una vez me basta, no quiero hacerlo muchas veces mientras vivo… ¿Y tú? 

Crayola rosa

Nunca digas nunca
las espinas no mueren
te pueden lastimar
y hay heridas para siempre

Cicatrices en el alma quedan
el dolor que existió es la huella
la sonrisa después de la tormenta
el arcoiris se refleja en el sol
el deseo de vivir en mi voz

Algún día se entenderá
el ritmo de mi canción
que hoy me arrulla el alma
y me alimenta la esperanza

El sentimiento y la razón
juegan en mi campo de concentración
pero no hay razón que valga 
cuando el sentimiento manda
es la intuición que no falla
y la fe la que mueve las montañas

Ayer fui, hoy soy
mañana quizá no seré
la página quedó en blanco
la crayola es rosa
de ese color se pintará
una nueva historia...


Mujer de Luz

De las cenizas de lo inesperado resurges
pareciera el sol brillante tras de ti 
mujer de luz cuyas alas de colores están listas
para volar hacia donde el viento te lleve
sin temor, sin dolor y con mucho amor

Mujer de luz que deslumbras con tu brillo
sostenida de las manos de un ángel que te protege
vuelve sin miedo, despierta sin sueño
tú eres la fuerza que jamás existió
tan firme como el latido de tu corazón

Inexplicable presencia humana y divina
que a sí misma se divide y clasifica
entre el cielo y la tierra habitas
entre el mar y la arena caminas
mujer de luz, alma potente, presencia valiente

Hermosa, bella durmiente
que tus sueños no te quiebren
el cielo te sostiene
mujer de luz, ser único
nunca te vayas, quédate para siempre